top of page

“Él tenía más fuerza que yo, me tapo la boca con una mano, y el resto prefiero no recordarlo”

"Una noche mi hermano mayor llegó borracho como acostumbraba desde que mi papá se fue de la casa. Él y yo compartimos la misma cama y la mayoría de las veces cuando llegaba en ese estado se quedaba a dormir en la sala, pero esa noche se acostó a mi lado y comenzó a tocarme, yo le quitaba las manos pero él insistía, se puso encima mío y me apretaba las manos, yo le intentaba pegar patadas pero no funcionaba, el me besaba y me jalaba la pijama, yo gritaba y gritaba pero no sirvió de nada, él tenía más fuerza que yo. Me Tapo la boca con una mano, y el resto prefiero no recordarlo”.

 

-¿Nunca le contaste a tus papás sobre esto?

- No, yo intenté borrar ese día de mi vida y no le conté a nadie. Si para él no había pasado para mí tampoco.

 

Desde esa noche Jessica no se quedaba en la casa sola con su hermano, le daba miedo que pasara de nuevo.

Una tarde a la salida del colegio vio a una niña que hablaba con un árbol, le tocaba las hojas, lo abrazaba y se reía. En una mano tenía un tarro de pegante como los que ella había visto en la carpintería que estaba en el tercer piso de su casa. Le pareció inusual y divertida manera en la que la niña actuaba así, y pensó que de esa manera podía olvidar lo su hermano le hizo, así que decidió probar para saber que se sentía. Tomó un galón de pegante Boxer y puso un poco en una botella de coca cola, a los 13 años probó el pegante, desde ahí no paró.

Jessica  perdonó a su hermano por lo que hizo pues dice que en ese estado no sabía lo que hacía y en efecto al día siguiente no recordaba lo que había pasado o al menos eso le respondió a Jessica cuando le preguntó por qué había actuado así en la noche a lo que él respondió “actuar cómo, llegué a dormir como siempre”.

Según un informe realizado a partir de datos del Instituto Nacional de Medicina Legal, aproximadamente cada día en el país 39 niños o niñas son víctimas de abuso sexual, siendo en un 60% dentro del hogar del afectado. El documento muestra además el riesgo al que los niños están expuestos, ya que en su mayoría se da en ausencia de os padres en el hogar.

“No es aborto porque yo no sabía que estaba embarazada”. Eso era lo que repetía Jessica de 15 años cuando la doctora del Hospital de San Cristóbal le decía que ella había matado a su hijo

Una semana antes de que Jessica llegara al centro de rehabilitación, había pasado toda la noche bajo la lluvia en la silla de un parque del barrio San Cristóbal de Bogotá. A las 12 de la noche el agua que resbalaba  por su cuerpo, le impedía moverse eso, y las dos bolsas de pegante que había inhalado.  El efecto del pegante la llevaba a otra dimensión, una en la que veía como los árboles del parque le susurran cosas y las gotas de agua se convierten en hormigas que caminaban por su cuerpo, sintió que unas nubes blancas la levantan y la dejaban sobre un prado verde y suave.

Comienza a sentir un dolor muy fuerte en su estómago, algo se retuerce en su interior, algo le arranca los órganos, algo quiere salir de ella. Comienza a gritar y se aprieta el estómago con ambas manos. Cuando reacciona se da cuenta que está en cuarto blanco, rodeada de muchas máquinas “raras” y que tiene una aguja enterrada en su brazo izquierdo. Intenta sentarse pero las náuseas le ganan y la una sustancia amarilla sale de su boca. Entra una doctora, la mira de arriba a abajo y le dice: “Señorita Jessica usted acaba de perder a su bebé, tenía 5 semanas de embarazo, ¿usted inhalo todo ese pegante para abortar? Usted ahogó al feto”. Jessica se coge la cabeza y le responde “Yo no sabía que estaba embarazada, entonces no aborte. Si yo hubiera sabido eso no hubiera consumido pegante durante este tiempo. Yo no aborte, yo no soy capaz de matar a alguien”.

Según el O. D. C. (observatorio de Drogas de Colombia) La sustancia ilícita más consumida en Colombia es la marihuana seguida de la cocaína. La marihuana explica la mayor parte del consumo de drogas ilícitas. Del total de consumidores de drogas ilícitas en el último año, el 87% son consumidores marihuana. No obstante, no es posible desestimar el consumo de ninguna sustancia, pues drogas con bajas prevalencias como la heroína, el basuco, el boxer y otras sustancias tienen altos impactos en la salud pública.

 

La culpa de haber matado a su bebé es algo con lo que cargo por más de 2 años, pues a causa de esto ella comenzó a consumir diferentes clases de drogas a tal punto que duró en el sector de la 'L', en el Bronx, pasó y experiencias que quiere enterrar. Por la droga perdió la oportunidad de tener una cama, comida, un baño, un hogar. Perdió a su hijo y dejó de lado parte de su niñez. Pero gracias a la Fundación pudo lograr el auto perdón, entender que lo que hizo no fue con intensión por lo que no tenía que castigarse más con eso. Jessica de 18 años añora por terminar su rehabilitación para salir y formar una familia, ese es su mayor anhelo.

 

“Él era el drogadicto y me pegó los vicios”

Karen tenía 14 años cuando quedó embarazada, su mamá la echó de la casa,  se fue a vivir con Marlon su novio de 20 años. Las náuseas acompañadas de mareos no tardaron en aparecer y Marlon tenía la solución para esos problemas, la marihuana. Karen la probó por primera vez cuando tenía tres meses de embarazo y se enamoró de lo único que calmaba todos sus dolores. Cuando su hija nació Karen dejó de fumar, “Yo fumaba cuando estaba embarazada porque sabía que en la barriga no le pasaba nada, pero cuando ya la vi afuera no pude seguir fumando, no quería que a la niña le pasara nada. Pero a Marlon no le importaba, ese hasta se empepaba mientras le daba el tetero”. Una mañana Karen estaba ordenando la habitación en la que vivía con Marlon desde hace 1 año, la misma edad que tenía su hija. Él estaba durmiendo al lado derecho de la cama, dejo a la niña a su lado mientras subía a colgar la ropa, cuando volvió notó la billetera de Marlon estaba encima de la cama con todas las cosas botadas, su hija estaba mordiendo una bolsa transparente pequeña con polvo blanco adentro, “Yo le quite eso rápido de la boca y le metí los dedos para mirar si había comido algo”. Karen empujó a Marlon y le gritó qué era lo que había en ese sobre, él le respondió mientras se rascaba los ojos “Una bolsita de perico, ¿qué pasa?”.

                                                                   

Esa noche Karen probó el perico y así encontró a su segundo amor. La sensación que este le causaba era diferente a la marihuana pues cada vez que lo consumía la hacía sentir que ese era el día más feliz de su vida, “cuando consumes perico te la pasas increíble, aunque estés de pie mirando una pared sin hacer nada, la estás pasando muy bien”. No pasaron más de 4 meses para que Karen quedará embarazada de nuevo, pero lo que ella no esperaba es que Marlon fuera a tomar tan mal la noticia pues los primeros meses después de drogarse siempre la golpeaba. Ella culpó a su bebé así que durante todo el embarazo consumió “pepas” para intentar abortar, pero sus intentos fueron fallidos, su bebé nació un 5 de noviembre y más sano no podía estar. Marlon no estuvo con ella ese día ni los siguientes dos meses. Las cosas se pusieron peor. Su vida terminó de ‘hundirse’ cuando el papá de sus hijos, con quien convivía, la continuaba desapareciendo por periodos largos y cada vez que se veían él la maltrataba. “Comencé a fumar y a fumar, tanto que la cabeza se me perdió. Ya no cuidaba a mis hijos, mi mamá se cansó y me quitó a los niños. Me perdí por completo, hay sucesos de los que no me acuerdo. Terminé en la calle por 3 meses", relata.

 

El 7 de septiembre de 2016, se encontró con su mamá. "Siempre que me veía me regalaba 5 mil pesos, me daba comida y me decía que tenía que internarme”. Al día siguiente Karen llegó a la Fundación con las marcas de la calle. Cansada física y mentalmente.

No terminó su tratamiento inicial, comenzó de nuevo y a los tres meses de haber salido volvió a recaer. “Yo siempre culpe a Marlon por todo lo que a mí me pasó, si no hubiera sido por él nunca me hubiera conocido a esos amores que tanto daño me hicieron”. En la Fundación, con ayuda de la psicóloga logro entender que cada personales responsable de las decisiones que toma en su vida, él tuvo mucha influencia en eso pero nunca la obligó a nada. Y entendió que el perdón tenía que ser con ella misma y no con terceros.

Más historias de la fundación

Unknown Track - Unknown Artist
00:00 / 00:00
Pilar Angulo (Alcohólica)
Unknown Track - Unknown Artist
00:00 / 00:00
Jessica (Consumo de drogas)
Prisionero del humo - Unknown Artist
00:0000:00
bottom of page