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Los Galindo

 

Un azote, dos azotes, tres azotes, un ardor recorre la espalda de Clara Elena y el punzante dolor que la sobrecoge hace que su cuerpo tiemble mientras tibios chorros de sangre golpean el piso.

“La próxima vez cocine bien esa carne” Salomón Galindo bebe otra totumada de guarapo y se limpia el bigote con la mano en la que sostiene el látigo, algunas gotas de sangre viajan hasta su barbilla. El último sorbo de guarapo lo tira al piso de tierra el cual es la base de la sala de la casa, Salomón toma una bocanada de aire e hincha el pecho y escucha unos sollozos provenientes del cuarto de al lado.

 

Nueve pequeños, quienes alineados forman una escalera, se esconden tras el marco de la puerta para ver una vez más como su padre le pega a su madre por no haber hecho correctamente una simple tarea del hogar. Germán, el hijo mayor tiene en brazos a Hernán, el hijo menor y sabe que si siguen mirando la escena su padre se va a cercar a ellos y les va a dar un fuetazo por sapos, así que coge a sus hermanos y los aleja de la puerta. Esa es la rutina, los días buenos solo hay humillación verbal, los días malos hay alcohol de por medio. Clara Elena, a quien en la vereda de El Egido en el municipio de La Palma le dicen “nena” de cariño, se levanta del suelo, se sacude la tierra de las rodillas y coge un trapito que tenía preparado en el bolsillo de su vestido de flores para limpiarse la sangre de la nuca. Hermencia, quien es la única mujer entre nueve hermanos, sale a socorrer a su mamá, porque por alguna razón Salomón no le pega tanto a su hija, con los niños es otro cuento.

Es 1978 a las 4:00 de la mañana y los grillos se silencian para darles paso a los gallos, con un agradable despertar los varoncitos de la casa se ponen su único pantalón el cual ha sido heredado de hermano en hermano, ya casi es una reliquia. Se toman un agua de panela y como su padre había comprado la semana anterior un costal de pan por 20 pesos, comen una rebanada y se van a trabajar sin el estómago vacío. Las dos mujeres de la familia, una de 38 y la otra de 7 años se han levantado primero. Hermencia coge camino hacia el colegio por la carretera la cual queda a 2 horas de su casa, y camina otra hora más para llegar al pueblo y poder seguir con su primaria; es la única de los Galindo a la que se le permite estudiar, los hombres no pueden porque según Salomón ellos están en este mundo porque son sus trabajadores sin paga. Así que Germán, Vicente, Evelio, Climaco, Salvador, Ruperto, Omar y Hernán conocen perfectamente su labor del día, levantarse bien temprano para ir a coger café, yuca o ají, dependiendo de qué temporada sea.

Todos los jóvenes Galindo son muy diligentes, Salomón les enseñó eso a punta de machete en mano, esa responsabilidad los llevó a ser exitosos en los trabajos que cada uno escogió.

Por ejemplo, Vicente llegó a ser un policía condecorado convirtiéndose en un orgullo para los Galindo, ya que la única historia de esa familia con la ley había sido del otro lado cuando Salomón había defendido sus ideas liberales hasta llevarlo a la cárcel por varios pleitos, uno de ellos acabando en tragedia. Por otro lado está Germán, quien años más tarde sería conocido con el alias de “Gacha” un narcotraficante de Cundinamarca, quien le robó el apellido a ese otro Gacha, así que se volvió famoso en su círculo social, porque Germán solo era conocido en La Palma y La Palma solo la conocían los palmeros.

Al pasar el tiempo, todos los otros hermanos fueron cogiendo camino lejos de La Palma, solo uno se fue a servir a la Nación con Vicente, Omar, quien tras haber sido un fusilero con honores terminó muriendo por la imprudencia de un conductor de bus en Bogotá.

En lo que respecta a Evelio, Ruperto, Salvador y Hernán, ellos se fueron con Germán a “intentar hacerle por esos lares”, para fortuna de ellos, ninguno duró más de un año, solo Germán, quien tras ganar un poco de dinero se volvió el tumbalocas de La Palma. Y eso cuentan que llegaba con 10 cadenas de oro y 2 relojes en cada muñeca, como gallo fino en su gallera , y eso dicen se gastaba millonadas invitándole trago a todo el mundo, y también dicen que hacía lo mismo en Villavicencio donde hacia algunos de sus trabajitos, y ahí conoció a Mary, una 90, 60, 90 que lo dejó con 2 hijos propios y otra niña “propia” pero dicen las malas lenguas que esa peladita no es de él, y él lo sabe pero no le importa y aún la mantiene.

 

Años más tarde cuando empezaron a caer los grandes del negocio, Germán se asustó y cuando fue a ver, no tenía ni un peso, todo se lo había gastado en barcos y putas y ahora quien lo ve. Trabaja todos los días de sol a sol en la construcción de una carretera cerca a Villavicencio, cuidando la casa de uno de sus amigos de los tiempos aquellos quien ahora está en la cárcel. Se gana 15.000 diarios y eso le tiene que alcanzar para él, para sus hijos Steven  y Chiqui, y para la que le enchutaron.

Germán dice que habla con “Gacha” diariamente y lo perdona, por las personas a las que les hizo daño, por el dinero sucio que llegó a sus manos, por el peladito que dejó tirado quien fue la razón de que él se fuera de La Palma tan rápido y se buscara un trabajo en lo que sea, en este caso, el negocio de las drogas tocó a su puerta.

Además le da gracias a Dios por no estar muerto y por tener la oportunidad de ver el sol llanero todos los días colarse por su ventana, y no tras unos barrotes".

A Hermencia la dejamos estudiando, y ahí se quedó.

Con media carrera de mercadeo y publicidad sacó adelante a su familia. En el 2016 la terminó ya que la había dejado 19 años antes porque una bendición se coló en su barriguita.

Aunque con el padre de esa criatura no funcionó, logró formar una familia con un hombre que tomó la responsabilidad de criar a una hija que no era suya, y con quien ahora tienen una niña de 3 años de nombre Salomé, como Salomón, su padre. Es una verdadera intriga saber porque el hombre que torturó a su madre por 50 años y quien además intentó matar a varios de sus hermanos en sus arranques de locura, ahora uno de sus tesoros más preciados de Hermencia llevaba en honor su nombre. La razón es que como hija de Cristo, Hermencia cree en el perdón y para ella ese pequeño gran acto significa una paz interior inmensa, y la hace pensar en su infancia y en el sonido del látigo impactando con el cuerpo de la mujer que le dio la vida, después de tal crueldad, Hermencia y su hermano Omar oraban junto a su cama para que Dios matara a su padre. Así que por esos deseos, que ella ahora considera pecaminosos, ha decidido hacer dicha redención con su hija, porque ante todo, como mandamiento. Hay que honrar a padre y madre.

Otro proceso de catarsis, es la labor diaria que desempeña Clara Elena con su ex marido Salomón, quien en el 2013 presentó un cuadro infeccioso en el pie derecho y le tuvieron que amputar el dedo gordo por lo cual ya no puede desempeñar las labores que hacía antes. Así que a sus 86 años, con su movilidad restringida, en el medio de la nada, Salomón se mantiene con vida gracias a Clara Elena, porque todas las tardes ella baja 2 kilómetros por un camino improvisado, con una olla envuelta en una cabuya dentro de un costal para llevarle algo de comer a Salomón. Lo particular en este caso es que ella ya no tiene que hacerlo, desde hace años dejó de depender de Salomón, ya que apenas sus hijos se fueron, ella se buscó una propiedad más arriba en la montaña y se construyó con sus propias manos una casa hecha de caña seca. Aún así, y a pesar de todo, Clara Elena lleva a cabo su labor porque “me da pesar con el viejito, allá abajo todo solo sin nada que comer, con todos esos demonios”.

El perdón se puede evidenciar en diferentes campos, en el municipio de La Palma las historias en este ámbito abundan, 

Estas son otras voces:

Entrevista a Gloria Inés Ulloa Florida:

“Hay que hacer como el ave fénix, resurgir”

Es la gerente del centro regional de la Unidad de Victimas.

¿A cuántas personas atiende?

El Centro Regional atiende más o menos unas 14.700 víctimas, es decir, aquí atendemos ocho municipios, además vienen otros municipios como Quebrada Negra y La Vega; aunque no corresponden a esta jurisdicción pero vienen porque el tiempo de espera acá es mucho más corto. La atención se da desde las 7:00 am hasta las 4:00 pm pero si una persona llega fuera del horario, también se le escucha ya que nosotros reconocemos lo importante que es el proceso de atención para la persona.

¿Cómo es el proceso de reparación?

En esta ruta el primer paso es que la víctima haga una declaración, las declaraciones las pueden hacer ante la Personería o la Defensoría, posterior a eso, dependiendo del estudio que haga la Unidad de Victimas, incluyen a la persona en el Registro Único de Víctimas (RUV), a las víctimas que quedan incluidas les hacen un Plan de Asistencia, Atención y Reparación Integral (PAARI), para determinar si hay lugar a ayudas humanitarias o no dependiendo de las carencias de cada una de las personas. Así que pueden estar recibiendo unos tres o cuatros giros, esto depende de sus necesidades.

¿Cómo se mide la cantidad de dinero que se le da a la víctima?

Es relativo, hay personas que son de muy bajos recursos económicos y reciben solo 300 o 400 mil pesos cada cuatro o cinco meses, entonces ahí uno se pregunta ¿eso en verdad repara a las víctimas? Esto es solo una ayuda humanitaria. Posteriormente a que la persona ha estado recibiendo ayudas, la Unidad por medio de un PAARI, determina si debería entrar en la etapa de la indemnización. El tiempo de las ayudas es diferente para cada persona.

¿Ustedes le hacen un seguimiento a ese dinero?

Normalmente cuando a la persona le hacen el PAARI le preguntan en que le gustaría gastarse ese dinero, pero a muchas personas no se les hace el seguimiento de en qué invirtieron ese recurso. En cambio en la Unidad de Restitución de tierras si hay un equipo profesional que ayuda a las personas en todo el proceso.

¿Usted ha sido afectada directamente por el conflicto?

Sí, mi esposo fue asesinado por paramilitares en Caldas. Nosotros estábamos en Yacopí en la época de la toma guerrillera y nos extorsionaron, entonces yo también soy víctima, por eso es que sé lo que viven las personas que recibo en mi trabajo todos los días y uno entiende lo que significa ir a un lugar y hacer una fila para que lo atiendan y al final ser mal atendido, por eso es que yo no quiero que la gente que viene viva eso.

¿Usted ya perdonó a las personas que le hicieron daño?

Yo sí perdoné a esas personas, porque igual cualquier dinero que a uno le den no repara el daño, pero saber que uno tiene paz en su corazón y entender qué pasó en el proceso de vida de esas personas que cometieron ese error, seguramente se criaron en un hogar de violencia, sin amor, etc.

Así que yo pienso que si uno no perdona, solo yo soy el afectado, por eso yo nunca les sembré odio a mis hijos que ahora son dos seres maravillosos.

Por otra parte, el hecho de que hayamos vivido esa época de violencia no me da derecho a seguirme victimizando. Hay que hacer como el ave fénix, resurgir.

 

Entrevista a Luis Hernando Rojas De La Torre:

“Estamos viviendo una paz que no vivíamos hace mucho tiempo”

Doctor en el Hospital de la Palma.

¿Cómo fue afectado por la violencia?

Yo soy médico, estuve trabajando 37 años acá.

Con mi señora tenemos una finca cerca a Murca, y un día regresándonos de Murca estuvimos en un atentado perpetrado por la guerrilla.

Estábamos en el carro y nos asaltaron tres personajes con pistola y ahí nos hicieron bajar del carro, eso era una situación que se estaba viviendo para esa época (2001). Yo les dije que se cogieran el carro y que no nos hicieran nada pero ellos me dijeron que me necesitaban a mí. Yo vi que eran jóvenes de unos 15 o 16 años y el que me estaba apuntando a mí le estaba temblando la mano, entonces lo que yo hice fue cogerle la pistola pero como no reaccioné rápido porque quedé petrificado, él alcanzó a disparar y me fracturó el fémur, en ese momento la señora mía escuchó el tiro y pensó que me habían matado así que se tiró a una alcantarilla y quedó inconsciente. Afortunadamente unos carros pasaban en ese momento y los tipos salieron a correr.

Cuando me llevaron al hospital me pusieron 23 bolsas de sangre, estuve hospitalizado un mes acá (La Palma) y 6 meses en Bogotá, donde me operaron 20 veces porque se perdieron 10 cm del fémur.

¿Siguió ejerciendo la medicina?

Claro, y la verdad ni antes ni después miraba si mis pacientes eran guerrilleros o paramilitares, yo simplemente me encargaba de salvarles la vida.

¿Usted perdonó a las personas que le hicieron este daño?

El punto es que a nosotros se nos acabó la vida de un momento a otro porque yo sostenía la casa y mis dos hijos estaban en la universidad y otro en el colegio, y yo ya no producía acá para mandarles a ellos.

Sin embargo, ese es un tema al que ya le eché borrador. Yo ya lo olvidé, aunque el perdón es un tema difícil.

¿Cómo fue la guerra en La Palma?

La guerra de aquí fue del 2001 al 2005, y de ahí para acá no hubo más inconvenientes, esto ahora es una zona de paz. Y en este momento todo el mundo quiere que esto siga como está porque ahora tú puedes salir a la calle a la hora que quieras, antes eran las cinco o seis de la tarde y todo el mundo ya estaba guardado. Aquí hacíamos de 2 a 3 necropsias por día.

Así que en las pasadas votaciones yo le hice mucha fuerza al sí porque estamos viviendo una paz que no vivíamos hace mucho tiempo, porque la guerra se remonta hasta los liberales y conservadores, así que yo creo que por eso La Palma fue uno de los municipios en los que ganó el sí”.

Para ver

mejor

el árbol

genealógico

Unknown Track - Unknown Artist
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Doris

dijo

Maricela

dijo

NO

Rocio

dijo

EN

BLANCO

Sí, No y En Blanco:

Fue día de misa, Doris rezó.

Es agosto del 2002 y el sol ya ha caído, son las 7:00 pm y todo los habitantes de Murca ya tienen puestas sus pijamas ya que el día en el campo empieza y acaba temprano. Un fuerte golpe en la puerta despierta a Doris y a sus hijas.

- ¡Salga mi señora que hay una reunión!

Doris se detiene en seco y con preocupación mira a sus hijas, a la niña de 4 años la observa durante un tiempo, memorizando como su pequeño pecho sube y baja al ritmo de la tranquila respiración, y Doris solo espera en que nada la perturbe.

A la niña de siete obligatoriamente la tiene que llevar, ellos saben que va a ser la debilidad de Jorge.

Doris no tiene que caminar mucho, la reunión es en el polideportivo que queda frente a su casa pasando la carretera. Sus vecinos la miran con preocupación, todos saben que va a pasar esa noche.

Jorge Enrique Galindo Bautista es un idiota, eso es lo único que puede pensar Doris en esos momentos, Jorge es lo suficientemente idiota como para ponerse a hacerle favores a los guerrilleros cuando los paramilitares eran los que dominaban Murca, además es lo suficientemente idiota como para dejar que lo maten frente a su hija, y todo por no hacer caso, porque Doris le había dicho que se fuera y a él no le importó.

Dos hombres armados  toman a Jorge del brazo y se lo llevan a un hospital que queda al lado de la reunión. No se tuvo que esperar mucho para que todos los asistentes escucharan el inconfundible sonido de un arma accionándose, el destino de la bala era la frente de Jorge.   

***

​“Me mataron un hermano y a mi cuñada, y el día del velorio de ellos mataron a mi marido”

​Los palmeros eran precavidos, si alguien empezaba una pelea en la calle nadie miraba, si alguien gritaba nadie escuchaba. A las seis de la tarde todo el mundo ya estaba en sus respectivas casas, nadie se los ordenaba pero "hombre precavido vale por dos".​

Maricela Zarate gritó en la calle, pero ningún transeúnte se detuvo a preguntarle qué le pasaba. ​

Al salir del trabajo, alguien la había llamado para comentarle que su hermano Fabio y su cuñada habían sido asesinados por la guerrilla y que sus cuerpos los habían encontrado en la vereda La Olla, la persona que encontró los cuerpos fue la hija de Fabio.

​Maricela salió corriendo del trabajo a socorrer a su sobrina y sobrino, los hijos de Fabio ahora eran huérfanos, así que ella no se lo pensó mucho antes de decidir que se haría cargo de sus sobrinos y además de su hijo de 3 años, al fin y al cabo tenía a su marido quien la iba a apoyar.

El día del entierro de Fabio y su mujer, el esposo de Doris no la pudo acompañar porque ya se había comprometido con un amigo a acompañarlo a Murcaa recoger un carro que había comprado. En medio del entieero a la madre de Doris la llaman y le confirman que su nuero ha muerto a mano de los paramiliatares. La madre de Doris no sabe como contarle a su hija que se acaba de quedar viuda así que simplemente le dice:

-Mamita, váyase para la casa, porque como que algo grave pasó.

***

"Pareciera que se hubiera ido ayer"

Eliodoro Vega Vega está desaparecido desde el 15 de Febrero del 2002, su esposa y sus dos hijos dicen que es imposible que siga vivo, Rocío Escobar es la esposa de Eliodoro, ella dice que a veces recibe llamadas anónimas de personas que le dicen que a su marido lo tiraron al río de Murca, luego recibe otra llamada donde le dicen que vaya a una verereda a escavar en un cierto punto porque ahí va a estar en cuerpo de su esposo, en esa ocasión la persona fue fría y le dijo que el había estado ese día, y que vio como a Eliodoro lo obligaban a cavar su propia tumba.

Después de cada llamada Rocío llora porque no tiene la certeza de nada, porque cuando su esposo desapareció ella quedó sola con sus dos hijos, Heidy de 2 años y Jonathan de 5.

En el día del padre, Heidy le daba regalos a Jonathan, ya que él era la figura paterna más cercana que tenía. Al mismo tiempo, le preguntaba a Rocío ¿como se sentía que tu papá te abrasara? ¿cómo era tener un papá? un papá de verdad, no a un hermano con corbata.

***

Estas tres mujeres perdieron a sus maridos, en diferentes situaciones aunque al mismo tiempo no tan diferentes, ya que tanto Doris, Maricela como Rocío quedaron con hijos,con muy poca ayuda del Estado, luchando por una indemnización. 

A Doris por cada niña le dieron 1.500.000, pero resultó que para las fechas en las que mataron a Jorge, él había dejado embarazada a otra mujer y a ella le dieron 14.000.000.

A Maricela no le dieron nada, fin.

A Rocío le llegaron tres giros, por menos de 500.000, le sirvieron para tres mercados.

Las hijas de Doris están estudiando en el SENA, dicen que no sienten odio por las personas que mataron a su padre.

El hijo y sobrinos de Maricela se fueron de La Palma lo más rápido que pudieron y Maricela se quedó trabajando, como lleva haciendolo 27 años, ella no se explica como en todo ese tiempo nunca se ha ganado más de un millón de pesos y a las personas que mataron a tres personas de su familia les van a dar 1.500.000.

El hijo de Rocío, Jonathan , no quería ir a votar, le molestaba saber que el tuvo que dejar de estudiar para ser el hombre de la casa y ahora los que secuestraron a su padre iban a poder tener el lujo de estudiar. 

Doris dijo sí, Maricela dijo no, Rocío dijo en blanco. 

Tres mujeres marcadas por la violencia con opiniones encontradas sobre el acuerdo que se firmó en La Habana. Todas quieren la Paz. 

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